Pedro frunció el ceño. El golpe había ido directo al objetivo. Pero tampoco le pasó desapercibido el hecho de que sus palabras fueran un eco de sus propios pensamientos. Aunque era una coincidencia, claro. Él no creía en los adivinadores ni en los que, supuestamente, leían el futuro. Y si aquella chica esperaba que cambiase de opinión, no debía de ser muy buena en lo suyo.
–Señorita Chaves, me temo que está perdiendo el tiempo. Los ciudadanos de Blossom tuvieron un serio percance con unos supuestos «adivinos», por eso existe esa prohibición.
–Lamento oír eso porque estoy más que dispuesta y soy capaz de hacer mi trabajo en la feria. Estoy contratada por el director desde hace meses y eso significa que no puedo buscar trabajo en otro sitio. Y aunque pudiera, ahora ya es demasiado tarde.
Hablaba en voz baja, con una entonación tan serena que las palabras resultaban muy sugerentes. Pedro, sin darse cuenta, se había inclinado ligeramente hacia delante para poder oír cada palabra… Disgustado consigo mismo, se echó hacia atrás para romper el hechizo.
–La entiendo, pero ése no es mi problema.
–En realidad, lo es. Si fuera por mí, me marcharía ahora mismo de Blossom, pero necesito el dinero de esta feria. No sólo por mí sino por mi familia. Y su prohibición, además de ser insultante, frustra mi propósito.
Pedro volvió a fruncir el ceño al darse cuenta de que usaba términos legales. «Estoy dispuesta y soy capaz de hacer mi trabajo». «Su prohibición frustra mi propósito». Evidentemente, había estado hablando con un abogado. El contrato con la feria estaba firmado y él había dejado bien claro que no habría adivinadores de ninguna clase, pero eso no significaba que aquella chica no pudiera demandar al Ayuntamiento… si tuviese tiempo, dinero y ganas de hacerlo. Aunque dada su forma de vida, dudaba que hiciera ese esfuerzo. Admirando cómo el cuero negro se pegaba a cada una de sus curvas, casi lamentó tener que pedirle que se fuera. Pero lo último que Blossom necesitaba, o él, era el problema que aquella mujer representaba.
–Sigue sin ser mi problema, señorita Chaves. Contratamos la feria hace meses y dejé bien claro que no debería haber ningún adivinador o echador de cartas. Eso está en el contrato, de modo que tendrá que hablar con el director, no conmigo.
–Yo tengo una idea mejor –dijo ella, descruzando unas piernas larguísimas antes de levantarse para clavar los ojos en Pedro.
–¿No me diga?
–Así que es usted abogado además del alcalde de Blossom… La gente de este pueblo debe estarle muy agradecida por salvaguardar sus intereses. Pero no debe preocuparse, no tienen nada que temer.
Luego sonrió, con una sonrisa serena que no serenó en absoluto a Pedro, sino todo lo contrario.
–Creo que deberíamos dejar que los ciudadanos de Blossom decidan si yo debería tener una caseta en la feria.
Pedro se levantó para acompañarla a la puerta. El olor a cuero y a madreselva era una mezcla embriagadora que lo mareó durante un segundo, pero pudo recuperarse a tiempo. ¿Desde cuándo le gustaban a él las chicas con cazadora de cuero? Cuanto antes se fuera del pueblo, mejor.
–No hay nada que decidir, Lady Pandora. Lo lamento, pero no hay sitio para usted en Blossom.
Ella se dió la vuelta, moviendo las caderas provocativamente, pero se volvió para decir la última palabra:
–No hace falta que lo lamente –aquella vez su sonrisa era un puro reto–. Una disculpa cuando acabe la feria será más que suficiente. Usted no tiene ningún problema en admitir que se ha equivocado, ¿Verdad, Excelencia? ¿O debería llamarle general? –siguió Lady Pandora, haciendo un saludo militar.
–¿Qué? –exclamó Pedro, atónito. ¿Cómo podía saber aquella chica su apodo de la infancia? Su abuelo lo llamaba general cuando era niño…
–Puede que el contrato no esté tan cerrado como cree. Estaba usted distraído cuando lo firmó, ¿Recuerda? Alguien no se encontraba bien.
Camila. Su hija tenía la gripe en ese momento. ¿Cómo podía saberlo ella? Pero cuando iba a preguntar Lady Pandora había desaparecido y Pedro se acercó al escritorio para llamar a su secretaria.
–¿Sí?
–Ponme con el comisario Mc Cabe. Quiero saber todo lo que pueda sobre esta tal Lady Pandora.
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