viernes, 18 de enero de 2019

Culpable: Capítulo 42

Paula estaba tan feliz que ni siquiera se le ocurrió preguntar por qué Carolina había cambiado de planes.

–Tendrás los billetes en el aeropuerto. Y no le des nada muy pesado de comer a Jas puesto que no es la mejor viajera del mundo. Te recogeré en el aeropuerto para llevarte al hotel. He reservado una semana en uno de los bungalows del jardín.

–Un detalle por tu parte, pero no podré quedarme, así que solo llegaré hasta el aeropuerto. Te entregaré a Valen y después regresaré directamente al Reino Unido. Tengo una entrevista el jueves –había pensado en decírselo a Pedro, confiando en que él le pidiera que no se marchara. O al menos que permanecieran en contacto. ¿Cómo había permitido que pasara eso? ¿Cómo había podido ser tan estúpida?

–Oh, no, ¿Por qué no me lo has dicho? Olvida que te lo he preguntado. Buscaré otra solución. Esperaba no tener que involucrar a Pedro, pero no pasa nada. Cuéntame lo del trabajo.

–El colegio tiene muy buena reputación –dijo Paula, tratando de fingir el entusiasmo que sabía que debía sentir–. Pero no hay motivo por el que no pueda llevarte a Valen. Quiero ayudarte, en serio.

–No puedes volar hasta aquí y luego tomar otro vuelo de vuelta. Claro que no –protestó Carolina–. No puedo pedirte que hagas eso.

–No me lo estás pidiendo. Me estoy ofreciendo.

–Estaría bien mantener a Pedro al margen hasta que esté solucionado –admitió Carolina–. Por supuesto, se lo contaré cuando Valen esté aquí.

–Claro –dijo Paula, aunque no tenía nada claro.

–Es que Pedro puede ser un poco sobreprotector.

«Conmigo no», pensó Paula con amargura.

–¿De veras no te importa?

–Para nada.

–Eres un encanto –dijo Carolina–. Y ni siquiera me has preguntado por qué quiero que traigas a Valen. Te iba a pedir que no me lo preguntaras, pero no es un secreto, o dejará de serlo pronto. La cosa es que quiero que  conozca a su padre.

–¡Vaya!

Se oyó una risa nerviosa a otro lado de la línea.

–Eso digo yo, ¡Vaya! Pero no le digas nada a Valen.

–Por supuesto que no.

–Ni a Pedro.

–No te preocupes.

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