jueves, 6 de diciembre de 2018

Culpable: Capítulo 12

-¿Había pasado antes por ese pasillo?

Paula miró a su alrededor tratando de decidir si reconocía los tapices de la pared. Negó con la cabeza. No tenía ni idea de dónde estaba y debía haber prestado más atención. Sin embargo, había avanzado escuchando las historias que le contaba la pequeña Valentina acerca del castillo y de su tío, quien para la niña era una especie de héroe. Al pensar en él, sintió un nudo en el estómago. Recordó su mirada de acero, su boca... Se cubrió la mejilla con la mano y respiró hondo para tratar de borrar la imagen que se había formado en su cabeza.

–¿Lo has hecho?

¿Cómo era posible que se hubiera cruzado con él en aquel lugar tan grande? ¿Acaso lo había conjurado con la imaginación?

–Creía que habíamos acordado... –se dirigía hacia ella discutiendo con Carolina de manera furiosa.

Paula reaccionó deprisa y se ocultó entre las sombras con el corazón acelerado. Carolina respondió a su hermano sin parecer intimidada.

–Tú hablaste, yo te escuché, y después le pedí a Paula Chaves que se quedara hasta que empiece el curso. Ella puede ayudar a Valen a recuperar las lecciones que se ha perdido y cuidar de ella mientras yo estoy fuera.

–Tiene que haber una alternativa. Hablaré con la agencia.

–Claro, y te enviarán a una chica que pasará más tiempo coqueteando contigo que ocupándose de Valen. No es culpa tuya que seas tan atractivo, querido hermano, pero Paula es perfecta. No le caes bien.

–Esa mujer...

–Mira Pedro, antes de que empieces... Tú tienes un problema con Paula. Yo no. Sé que consideras que Fernando no puede hacer nada malo y me parece bien, puedes estar en deuda con él para siempre si quieres, pero es humano, y los humanos cometen errores. Mírame a mí.

–Esa mujer no tiene nada que ver contigo.

–No. Ella no se quedó embarazada. Es absurdo pensar que todo fue culpa suya. ¿Quieres saber lo que pienso?

–No.

–Muy bien. Tengo que estar fuera todo el mes. No es lo ideal, lo sé, pero no hay nada que pueda hacer al respecto, y con Paula...

–No tienes por qué trabajar.

–Y tú no tienes que ser un seductor en serie, y lo eres. Lo siento, pero no voy a aprovecharme de mi hermano mayor.

–No es cuestión de aprovecharse.

Paula notó la irritación en su voz y puso una mueca. Aquel hombre tenía la sensibilidad de un ladrillo. Debería admirar a su hermana por querer ser independiente y no lo contrario.

–Se trata de Valen, no de tu orgullo.

–No intentes chantajearme emocionalmente. Esto no tiene que ver conmigo ¿Verdad? Esa mujer te afecta demasiado ¿No es eso?

-Tienes razón, se trata de lo que es mejor para Valen. Lo siento si no te gusta, pero ella va a quedarse y, por el amor de Dios, sé amable con ella.

Pedro murmuró algo que Paula no comprendió. ¡No debería estar escuchando! Experimentó cierto sentimiento de culpa y supo que lo correcto sería salir de su escondite. «Eres una cobarde», se criticó en silencio y permaneció donde estaba.

–Vas a tener que aguantarte, hermanito.

Durante unos instantes discutieron en italiano y, después, Paula oyó la risa de Carolina y el sonido de sus zapatos de tacón alejándose. Otros pasos más fuertes se oían cada vez más cerca. Debía elegir entre permanecer oculta entre las sombras y confiar en que no la viera o salir a la luz.


¿Era cierto que Paula lo tenía obnubilado? Pedro frunció el ceño pensativo. Sí, la pelirroja lo había cautivado. La imagen de sus labios sensuales y sus luminosos ojos azules invadió su cabeza. Apretó los dientes y trató de no pensar en ella, pero no le resultó sencillo. Para ser un hombre que tenía mucho autocontrol, aquello era irritante. Apenas se había encontrado con esa mujer veinticuatro horas antes y desde entonces no había dejado de pensar en ella. Paula iba a vivir bajo su mismo techo, así que debía mantener su libido y su imaginación bajo control. Reconocía que lo más irritante de la situación era que su hermana lo había argumentado tan bien que incluso había hecho que la mujer pareciera una víctima. ¿Y respecto a la insinuación de que él tenía prejuicios contra ella? Quizá estuviera obligado a aceptar la situación, pero no iba a aceptar esa opinión, aunque comprendía por qué su hermana la mantenía. Desde su punto de vista, aquella era la solución ideal para su problema. Ideal para Carolina pero no para él, ya que tendría que tratar con una mujer a la que despreciaba y deseaba con la misma intensidad.

1 comentario:

  1. Recién me pongo al día después de una semana agitada!! Muy buena esta nove!

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