martes, 8 de julio de 2025

Chantaje: Capítulo 17

Pero no quería ganar la vieja batalla de la seducción. Quería que Paula acudiera a él. Ella tomó la laza que le ofreció, cuidando de que no se rozaran sus dedos.


—¿Has recibido tu fax?


—Sí —Pedro estaba a punto de hablarle de su siguiente trabajo de restauración de una hacienda peruana del siglo diecinueve cuando comprendió que Paula sólo le había hecho aquella pregunta porque pensaba que se estaba poniendo en contacto con su abogado para hablar del divorcio.


—Yo apenas suelo desayunar, pero si quieres hay algo de fruta y pan tostado. Puedes comer lo que encuentres.


—No te preocupes. Ya comeré algo si tengo hambre.


—Bien —Paula asintió—. Y ahora, háblame de tu trabajo.


—No tengo trabajo, ¿Recuerdas? —dijo Pedro en tono irónico—. Sólo soy un playboy perezoso.


Paula lo miró con expresión arrepentida.


—Me equivoqué al asumir eso. Pero ahora quiero que me hables de tu trabajo.


Pedro no estaba seguro de querer verse sometido a un interrogatorio, y no sabía por qué había pasado Paula de querer echarlo a entablar una conversación.


—¿No tienes que ir a trabajar, o a ayudar a tu hermana con sus planes de boda?


—Delfina está ocupada hoy, y a mí me queda aún media hora antes de salir para la biblioteca.


—Avisaré al chófer.


—No hace falta —Paula se volvió y fue a sentarse al sofá—. El prometido de mi hermana se ocupó de traerme el coche. Delfina me ha enviado un mensaje diciéndome que está en el estacionamiento.


—En ese caso, ya está resuello —Pedro observó a Paula, que dejó su taza en la mesa que había junto al sofá. Luego tomó la colcha que había utilizado él y empezó a doblarla—. Háblame de tu trabajo.


Pedro dejó su taza en la mesa y tomó un extremo de la colcha.


—¿Qué quieres saber?


—¿Por qué te dedicas a reconstruir edificios históricos en lugar de hacerlos nuevos? —Paula se inclinó hacia Pedro para recoger la colcha.


Él la miró a los ojos y se planteó la posibilidad de besarla allí mismo, pero quería que fuera ella la que diera el paso. Se agachó para tomar el nuevo extremo de la colcha y volvió a erguirse.


—Soy aficionado a la historia desde pequeño, y he viajado mucho con mi familia.


Paula terminó de doblar la colcha y permaneció con ella sobre el regazo. 


—Cuéntame más —dijo a Pedro a la vez que apartaba un par de cojines del sofá para sentarse junto a él, aunque manteniendo las distancias. De momento.


—Soy arquitecto y estoy especializado en monumentos históricos.


—Por eso estabas en España el año pasado —Paula se apoyó contra el respaldo del sofá y sonrió por primera vez aquella mañana—. Pero también estabas estudiando, ¿No?


Paula se movió incómodo en el asiento. ¿No se conformaría Paula con que le diera un curriculum?


—Terminé mi tesis doctoral.


—Estoy impresionada.


Pedro se encogió de hombros. Prefería no hablar de sí mismo.


—Me gusta el tema y mientras estudiaba no tuve que preocuparme por si me concedían o no me concedían becas.


—Pero también estabas en España por asuntos más oficiales.


—Así es.


—¿Y por qué lo mantuviste en secreto?


Pedro empezaba a preguntarse si aquello sería alguna especie de trampa.


—No lo mantuve en secreto —simplemente sentía que no tenía por qué contar todo a todo el mundo.


—Estás jugando con las palabras. No puedes culparme por hacer suposiciones cuando no compartes la información. Así que cuéntamelo ahora. ¿Qué estabas haciendo en España?


Pedro suspiró y asintió.


—Cuando cumplí dieciocho años decidí que no quería vivir del dinero de mi familia. Mientras estaba en la universidad comencé a reparar casas.


—¿Te dedicaste a la construcción mientras estudiabas?


—¿Hay algo malo en eso?


—Claro que no. Pero… Supongo que saqué conclusiones precipitadas sobre tus años de estudiante.


—No tenía tiempo que perder dedicándome a las fraternidades y tonterías semejantes, princesa. Me dediqué a hacer reparaciones, invertí y acabé dedicándome a la restauración de edificios históricos. Seguí invirtiendo… Y aquí estoy.


—¿Y la influencia de tu familia en el mundo de la política? ¿Y tu herencia?


Algunas de las mujeres que habían pasado por la vida de Pedro se habían sentido muy decepcionadas al enterarse de su falta de interés en formar parte del mundo político en que habitaba su familia.


—¿Qué sucede con eso? 

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