jueves, 3 de julio de 2025

Chantaje: Capítulo 13

 —¿Quieres saber más sobre mí? De acuerdo. Mi hermano Juan Pablo se ha casado recientemente.


—Ya lo has mencionado cuando has hablado de la renovación de sus votos.


—Fueron a Portugal, y ése fue el motivo por el que volví a España —la nostalgia lo había llevado de vuelta a Madrid. 


Esperaba que el hecho de volver a ver los lugares en que había estado con Paula le permitiera cerrar definitivamente aquel capítulo de su vida.


—La prensa desconoce el motivo por el que renovaron sus votos tan pronto después de la boda. Se casaron para asegurarse la custodia de mi sobrina, la hija de mi hermano Juan Pablo. Su madre biológica se desentendió de ella dejándola en manos de Constanza y luego desapareció. Todo ese asunto alteró mucho a nuestra familia. Afortunadamente, la pequeña Valentina está a salvo.


—¿Quieres a tu sobrina? —preguntó Paula con expresión inescrutable.


—Tengo que confesar que me encantan los niños… Y que me enorgullece ser el tío favorito de mis sobrinos. ¿Quieres ver algunas fotos?


—¿Llevas fotos de ellos contigo? —dijo Paula, incrédula.


—Tengo todo un álbum en mi teléfono —Pedro sacó su móvil y tocó la pantalla hasta que salieron las fotos. Luego se inclinó hacia Paula—. Mi hermano Federico y su esposa volvieron a casarse tras divorciarse. Tienen un hijo —mostró una foto de su sobrino dando sus primeros pasos—. Éste es mi hermano Marcos…


—El senador de Carolina del Sur.


—Sí. Éste es él con su esposa y su hija en la playa —Paula pasó a la siguiente foto—. Y éste es un retrato de la familia tomado en Portugal. Esa es mamá con su marido, el General, y los tres hijos de éste con sus esposas e hijos.


—Tienes una familia muy numerosa.


—Las Navidades pueden llegar a resultar bastante ruidosas cuando nos reunimos todos en la casa familiar de Hilton Head.


—Dada la variedad de vuestras ocupaciones, es asombroso que podáis reuniros todos.


—Nos gusta dedicar tiempo a lo que de verdad importa.


Paula se apoyó contra el respaldo de su asiento a la vez que cruzaba los brazos a la defensiva. 


—Tus hermanos están felizmente casados, lo que supongo que significa que tu madre llevará tiempo dándote la lata para que sigas sus pasos, busques una esposa y tengas unos cuantos querubines… Y por eso me buscaste.


No era aquello lo que buscaba Pero. Dejó su teléfono en la mesa, junto al pisapapeles de cristal.


—Me parece que extraes conclusiones muy precipitadas de un simple comentario sobre mis hermanos y sus familias.


—No lo estás negando.


Pedro sintió que estaba perdiendo terreno, y ni siquiera estaba seguro de porqué.


—Puede que mi madre sea una política de voluntad férrea, pero yo soy su hijo y he heredado sus cualidades. No permito que nadie me influya o coaccione para hacer nada.


—A menos que esa influencia venga del fondo de una botella.


—Yo no estaba bebido la noche que nos casamos —Pedrp tan solo había tomado un par de cervezas—. Tú, si.


—¿Estás diciendo que realmente querías casarte conmigo?


—Eso pensaba en aquel momento.


Paula miró a Pedro con expresión horrorizada.


—¿Estabas enamorado de mí?


—La magnitud de tu horror ante esa perspectiva no resulta especialmente alentadora para mi ego.


Paula se puso en pie.


—Estás jugando conmigo —fue hasta un extremo de la habitación y abrió un armario lleno de ropa de cama—. No me hace gracia que te burles de mí.


La facilidad y la forma con que Paula desestimaba lo sucedido entre ellos un año antes irritó a Pedro. Estaba de acuerdo en que su boda fue un error impulsivo. Todos sus hermanos se estaban casando y él había llegado a creer que lo que sentía por Paula se parecía a lo que sus hermanos describían como «Encontrar a su media naranja». Tal vez, se equivocó en eso. Era posible que Eloisa hubiera bebido más de la cuenta, pero fue muy clara respecto a cuánto lo deseaba, a cuánto lo necesitaba. La necesidad y el deseo no eran amor… Pero era evidente que sintieron algo él uno por el otro, algo fuerte e innegable.


—Yo nunca me burlaría de tí —dijo, frustrado—. Preferiría hacer cosas mucho más interesantes contigo esta noche. Volvamos a la parte del sexo.


Paula rió.


—En ningún momento hemos hablado de sexo. 

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